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Claudia Julieta Parra

El sostenimiento de una política económica deficitaria
basada en glosar [*] la Cuenta Corriente para sufragar
pasivos, genera una burbuja especulativa que sostiene
la política de gasto, pero el margen de endeudamiento
se sobregira y nos arroja al colapso financiero.

El pésimo manejo de la política económica y financiera durante
las últimas décadas, basado en el incremento del Gasto
Corriente (burocracia, guerra, pago de intereses de Deuda
Externa -DE-), junto a una política de gasto regresiva en que
los egresos superan los ingresos, obligando a los sucesivos Gobiernos
a incrementar la Cuenta Corriente para sufragar pasivos en vez de
disminuir su emisión. Según el Banco de la República, durante el
primer semestre de este año el déficit de Cuenta Corriente (DE),
llegó a 198.034 millones de dólares, que equivale al 48,5 por ciento
del Producto Interno Bruto (PIB)

Recientemente el Ministro de Hacienda manifestó que en 2025
se tendrán que destinar 112 billones de pesos al pago de la DE, de
los cuales 53 por ciento son para amortiguar intereses; quien fue
enfático al decir que, «a este paso la deuda es insostenible, no podemos
endeudarnos más; la recuperación económica no puede ser con base
en la deuda y con los mismos argumentos de los años 2021 y 2022,
hay que recuperar la economía sin incrementar el endeudamiento»
[**].

Nuestra política económica centra sus esfuerzos en sostener el pago
continuado de la DE, que además de ser onerosa es constantemente
glosada, convirtiéndola en un pasivo incremental al que mes a mes
aumenta su valor y los pagos realizados solo sirven para amortizar los
intereses, pero la deuda de capital continúa intacta; lo que convierte
a este pasivo en un círculo vicioso que asfixia el PIB e imposibilita
pagar la Deuda Social.

Dar solución a la crisis económica del país implica congelar los
montos destinados a la DE y en el mediano plazo renegociar este
pasivo; además, la política estatal debe desarrollar un plan estricto
de austeridad fiscal, que debe contemplar la disminución de la carga
burocrática y decrecer el Gasto Corriente. La reactivación y la solidez
solo es posible incrementando el flujo de capital líquido y mejorando
el poder adquisitivo per cápita, lo que tiene implícito dar solución
al desempleo, a la vez que se desarrolla un plan de formalización
del empleo; además es necesario incrementar la tributación de las
grandes empresas y de los grandes capitales, generando una política
redistributiva que invierta este dinero en planes integrales de
desarrollo.