
Blanca Moncaleano
Desde Gobiernos anteriores, en Colombia se habla de renovar
la flota de aviones K-fir. El 2 de abril, Gustavo Petro informó
al país la compra de aviones Saab Gripen JAS 39 E/F a la
empresa privada sueca Saab.
Valen 2 mil millones de euros los 16 aviones que se
comprarían al fabricante de armas sueco Saab, que
serán entregados en un plazo de 5 años. Como cuando
el imperio español nos daba espejos a cambio de oro,
ahora, Saab ‘donará’ una planta de paneles solares, plantas
de agua potable y equipos tecnológicos para el hospital San
Juan de Dios; también facilitará formación en inteligencia
a las Fuerzas Militares colombianas y promete fortalecer la
industria aeronáutica militar.
Saab hace parte de un conglomerado económico sueco
dueño de otras multinacionales, como Electrolux, Ericson,
Astrazeneca, esta última empresa fabricó vacunas para
la COVID-19 y según Petro se vio envuelta en corrupción
durante el gobierno de Duque (2018-2022). Hay que recordar
que Saab está siendo investigada por falta de transparencia
en varios países que le compraron aviones, como en Brasil,
quien le compró más de 30 aviones en el 2014 y a diez años de
hecho el contrato, solo vuelan 10, por retrasos en la entrega.
Las manos detrás de la compra
Petro visitó Suecia a mediados del año pasado y allí definió
llevar adelante este negocio. Para concretar la compra de
los aviones, Colombia le pidió el dinero en préstamo a Suecia,
país que con gusto le otorga el crédito, pues son millones los
que van a ganar solo cobrando los intereses, mientras se
agrava la crisis financiera y la dependencia de Colombia, al
adquirir esta otra deuda externa impagable.
El dueño de Saab se encuentra en Colombia cerrando el
negocio y de paso premiando a uno de sus asesores, que es un
militar colombiano en retiro, Jorge Ballesteros, gran amigo
de Octavio Sarabia, el padre de Laura Sarabia, actual canciller
y antigua Directora del Departamento Administrativo de la
Presidencia (DAPRE), entidad que inició la negociación con
ella a la cabeza.
¿Entramos a las guerras de la OTAN?
Los medios colombianos dicen que el Gripen es superior
al Sukhoi, el avión de combate ruso que equipa la Fuerza
Aérea Venezolana. En medio de la cruzada bélica que vive
el mundo y las evidentes tensiones en el campo económico
y militar, Colombia se arma y adquiere aviones con
posibilidades de combatir a su vecina Venezuela, mientras
que en la frontera continúan los planes desestabilizadores
con las bandas proxys de las disidencias #33, cumpliendo el
plan de agresión de los asesores militares estadounidenses,
estacionados en las sedes de la Fuerza de Tarea Vulcano y de
la Brigada 30 del Ejército.
Desde el 2023, el gobierno de Petro ha concretado contratos
millonarios para la compra de armamento de todo tipo,
incluyendo un escudo antiaéreo y artillería pesada, llevando
un proceso de modernización de las armas con las que cuenta
el país. Con unas fuerzas militares totalmente alineadas
con el imperio del norte, esta carrera armamentística de
modernización, no responde a la defensa de la soberanía
nacional, sino a fortalecer unas fuerzas que sirven a los
intereses particulares del imperio norteamericano y de su
brazo de guerra la OTAN.
El pueblo colombiano no quiere más guerra
En el 2019, durante las protestas de noviembre, el pueblo
colombiano reclamó a Iván Duque que frenara los bombardeos
indiscriminados realizados con aviones K-fir en los campos
colombianos, en esas mismas protestas también se exigió
frenar la compra de más armas, para que se atendieran las
necesidades de la población empobrecida.
Durante el 2021, con una grave crisis social y económica que
generalizó la pobreza, Duque anunció que nuestro Estado
prestaría dinero para salvar las empresas privadas y que
compraría aviones de combate, mientras que llevaba a cabo
otra reforma tributaria. El 28 de abril inició el Estallido
Social que paralizó Colombia, exigió al gobierno frenar la
reforma tributaria, no pagar la Deuda Externa, poner los
recursos del Estado al servicio del pueblo y exigió parar la
compra de aviones de combate, frenar la guerra y centrarse
en resolver las necesidades del pueblo.
El Estallido Social exigió al Estado colombiano la solución
política al conflicto y pensar en su propio pueblo. El
presidente Petro que dice ser elegido como resultado de
esas protestas, ha hecho caso omiso de las exigencias del
pueblo olvidando sus reclamos, centrando los intereses de
su gobierno en los designios coloniales que nos impone el
imperio.