Damaris Izaguirre

El Gobierno del Cambio ha sabido instrumentalizar
la preocupación medioambiental de las nuevas
generaciones, y sobre esta base construyó una retórica
que promueve la transición energética y la protección de
las especies, que se queda en ‘venta de humo’.

La isla Gorgona tiene una superficie terrestre de 26 kilómetros
cuadrados y una gran biodiversidad que le valió el título de
Paraíso Viviente y ser designada como Parque Nacional Natural
el 19 de julio de 1984, convirtiendo desde ese momento a las islas
Gorgona y Gorgonilla en área protegida.

En contravención con lo que implica ser una reserva biodiversa y una
área biológica y forestal protegida, bajo el gobierno de J. M. Santos
(2010-2018), en 2015 la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales
(ANLA) dio licencia ambiental al proyecto de Construcción, Operación
y Restauración de la Estación de Guardacostas en La Isla Gorgona y
Obras Complementarias, comenzadas en el presente gobierno en
2023, obras que estaban suspendidas por la lucha que emprendieron
diferentes organizaciones ambientalistas y de ciudadanos con
conciencia medioambiental, que consideran que una Base Militar
de esta envergadura, tiene impactos ambientales letales para los
ecosistemas, configurando un abierto y manifiesto ecocidio.

Contrario a lo que se esperaba de este Gobierno, que ha manejado una
retórica ambientalista, esta semana Gustavo Petro anunció que seguirá
adelante con varias obras planeadas en la isla Gorgona, declaración
hecha por medio de los Ministerios de Ambiente, Defensa y Comercio,
en una rueda de prensa donde juraron que la construcción de esta
Base Naval no causará daños ambientales; afirmaciones controvertidas
por gran cantidad de expertos y ambientalistas, quienes sostienen que
la construcción de esta Estación de Guardacostas tendrá impactos
ambientales devastadores e irreversibles.

Reiterar la autorización para la construcción y operación de una nueva
Base Militar estadounidense en el país, representa pérdida de soberanía
y continuidad a la política de sumisión a los intereses norteamericanos,
implantada en el país desde la pérdida de Panamá en 1903; reiteración
completamente opuesta al discurso chovinista que ha manejado Petro,
para ganar simpatía en los grupos sociales que luchan por la autonomía
nacional y que rechazan los gobiernos subordinados. Este gobierno
ante sus debilidades ha optado por adoptar una política entreguista y
sumisa con el Tío Sam, para que este lo respalde, dándole la espalda a
los excluidos y a la base popular que lo eligió, ¿dónde quedó el cambio?