Sergio Torres
Colombia sigue en el Top de las narcocracias, países donde
el narcotráfico inunda y controla las ramas del poder. No
solo se trata de impunidad a los narcotraficantes, sino
que desde la misma Marta Mancera, actual Fiscal General
encargada, pertenecen directamente a las estructuras de
la mafia.
Desde que se supo de las relaciones y negocios de Iván Duque
con el “Ñeñe” Hernández, se supo de las ondas relaciones
con el narcotráfico, continuidad de la sombra de Uribe Vélez,
que desde cuando apareció en la vida pública del país, lo
hizo siempre como parte de la mafia y en función de ella. Duque,
siendo su elegido, no podía ser diferente.
Fue así como Francisco Barbosa fue puesto en la dirección de la
Fiscalía General de la Nación (FGN), sin tener ningún otro merito más
que ser amigo íntimo de Duque; pero si teniendo clara su función en
la Fiscalía y con el ejemplo el saliente Néstor Humberto Martínez, el
famoso Fiscal Cianuro.
Mancera, sucesora de Barbosa
Barbosa se rodeó bien, puso a Marta Mancera como su Vicefiscal; es
decir, ubicó a una funcionaria fogueada, que ya había construido su
red de narcos en la Fiscalía del Valle del Cauca. En Cali todo mundo
sabe que la cabeza del ‘traqueteo’ está en la Fiscalía y el Gaula de la
Policía; Mancera, entre 2016 y 2018, manejó la Dirección de Fiscalías en
el Valle y la Dirección Nacional de la Unidad Especial de Investigación
para el Desmantelamiento de Organizaciones Criminales.
Desde sus distintos cargos ubicó fiscales cercanos a ella para favorecer
narcos, caso conocido como “Los Narcofiscales”, donde básicamente
se dejaron mafiosos sin condenas, pruebas desaparecidas, sobornos
y cohechos, toda una gama de ilegalidades al interior de la Fiscalía,
todo bajo el padrinazgo de Martha Mancera. Recientemente, antes
de salir de su cargo, la Fiscalía de Barbosa ordenó engavetar la
investigación de “Los Narcosfiscales” que comprometía a Mancera.
“Pacho Malo”, el narcoagente del CTI en Buenaventura
A principios de febrero, investigaciones de prensa revelaron el caso
de Francisco Martínez Ardila, “Pacho Malo”, quien desde la Dirección
del CTI en Buenaventura, dirigía una red de narcotráfico. Mancera,
no solo lo había designado para ese cargo, también había ignorado
informes que evidenciaban su vínculo con el narco e incluso trató de
protegerlo trasladándolo a Pereira. Esta semana ya ejerciendo como
Fiscal encargada, expidió una orden de captura contra este narcoagente, que podría incriminar a la actual fiscal encargada.
Los reportes conocidos por el portal Cuestión Pública, en donde un
agente encubierto descubrió que “Pacho Malo” era el tercero de
una red de narcotráfico, siendo al mismo tiempo Director del CTI
en Buenaventura, publicados el 6 de febrero, revelan las evidencias
ocultadas por orden de Mancera: “Que el (sic) tiene manejo total en
el puerto con los policías y gente y que labora dentro del puerto
(…) que le ofreció material (Clorhidrato de Cocaína) a tres millones y
medio cada kilo de Clorhidrato de Cocaína, muy por debajo del valor
en el mercado, debido a que después que hace las incautaciones
se hurta algunos kilos del alijo incautado y en la destrucción de la
misma también se hurta otro a través de la modalidad del cambiazo
(sic)”.
Todo esto revela que la continuidad de Marta Mancera como Fiscal
General es la evidencia de que amplios sectores de la rama judicial
están en manos de la mafia y el narcotráfico. Resulta muy grave y
peligroso no solo para el gobierno progresista, sino para el pueblo en
general, pues con una fiscal abiertamente mafiosa y narcotraficante
queda herida de muerte cualquier idea de justicia y sin justicia no
hay ningún proceso de cambio que pueda sobrevivir.
La negación misma de la Corte Suprema para elegir una nueva
dirección en la Fiscalía, aún con las evidencias sobre Mancera, hacen
sospechar que estas líneas narcotraficantes evidenciadas, son sólo
la punta del Iceberg mafioso que constituye el viejo régimen y que
seguramente involucra a todos sus principales representantes.