Comando Central (COCE)

Nos sobra el agua, pero en Bogotá no hay, exportamos
energía eléctrica, pero la tarifa de la electricidad está
más cara que nunca… la culpa no es de la Madre Tierra,
son los desastres producidos por el sistema capitalista,
que devora sin cesar los bienes naturales.

Se han agigantado desastres climáticos como las olas de calor,
inundaciones, sequías, destrucción del permafrost y de los
bosques de niebla de los páramos, estos son indispensables
en el ciclo del agua y de ellos nace más del 70 por ciento del
agua potable que consume Colombia.

El capitalismo ha conllevado que las sociedades giren en torno al
consumismo desmedido lo que ha ocasionado la hiperindustrialización,
la expoliación desmedida de los bienes naturales, que incrementa
desmesuradamente la Huella de Carbono; lo que ha conllevado la
destrucción de biomas ambientales, la extinción masiva de especies
de fauna y flora, la desoxigenación de mares y océanos, entre otros.
El malo de esta película de horror es la codicia del capitalismo, que
solo persigue generar grandes capitales financieros a un grupo
plutocrático minoritario.

En medio de esta crisis ambiental es evidente que el Cambio
Climático no es una causa que genera la degradación, sino una
consecuencia del modelo capitalista, por lo tanto, mitigarlo y
detener la debacle ambiental, exige realizar cambios estructurales,
como cambiar el paradigma económico actual, para generar uno
que favorezca el ambiente y las comunidades que habitamos este
planeta; transformar el modelo de producción, para desarrollar uno
que supla las necesidades de la gente y deje de perseguir el lucro
desmedido de los súper millonarios.

Es inaplazable un cambio de las políticas económicas y una verdadera
política ambiental que salvaguarde la naturaleza, un nuevo modelo
que se centre en la preservación ambiental como eje estratégico en
armonía con el sistema productivo; desde luego este cambio no es
fácil, ya que implica romper con el viejo régimen, que entre otros
medios, usa el Congreso alquilado a los megaempresarios para que
legisle a favor de estos; en consecuencia, la protección del ambiente
y nuestra subsistencia depende de la unidad y la lucha popular
masiva en torno a la defensa del planeta y la vida.