Omaira Sáchica

La crisis medioambiental global es responsabilidad del
sistema económico y político imperante, sus gigantescos
estragos medioambientales siguen extremando el
Cambio Climático, que se siente con mayor fuerza en los
países del sur del planeta.

Los cambios significativos y progresivos en los niveles de la
temperatura global, las precipitaciones y los patrones de
viento, a causa del aumento de los Gases de Efecto Invernadero
(GEI) [1], son una de las principales causas del Calentamiento
Global (CG), que coloca en riesgo la vida de todas las especies,
por la degradación sufrida por siglos de depredación ambiental,
emisiones masivas de gases por la quema de combustibles fósiles y
la deforestación.

Han extremado el Cambio Climático, el incremento desaforado
de la Huella de Carbono consecuencia del sistema capitalista, que
para incrementar las ganancias de una élite de súper millonarios a
sobre industrializado el planeta, para lo cual ejecuta una excesiva
expoliación de bienes naturales, causando la degradación progresiva
de biomas estratégicos como la Amazonía, todo esto ha incrementado
los Gases de Efecto Invernadero y aumentado aceleradamente
el Calentamiento Global, exponiéndonos al recrudecimiento de
fenómenos ambientales devastadores como inundaciones, sequías,
olas de calor, entre otros.

Nos acercamos rápidamente al Punto de No Retorno

De acuerdo a un estudio del Imperial College de Londres, de manera
acelerada los seres humanos estamos superando la cantidad neta
emisiones de Gas Carbónico (CO2) que podemos emitir sin alterar el
Calentamiento Global, por esto razón y por la deforestación acelerada
de bosques y selvas, los científicos aseguran que existe un 50 por
ciento de probabilidades que antes del 2023 el planeta supere los
1,5 grados centígrados de temperatura [1], lo que agudizaría la crisis
climática e incrementaría la ocurrencia de fenómenos naturales, que
ponen en riesgo nuestra supervivencia como especie.

La Universidad de Naciones Unidas (UNU), afirma que la humanidad
se está acercando hacia peligrosos puntos de quiebre, es decir,
umbrales específicos e interconectados a partir de los cuales se
producirían cambios imparables, que pueden tener repercusiones
irreversibles y catastróficas para el planeta y sus habitantes.

De acuerdo a la UNU los puntos críticos serían los siguientes: a) deshielo
acelerado y progresivo del permafrost y los casquetes polares, b)
aceleramiento de las extinciones de especies, c) agotamiento del agua
subterránea, d) contaminación espacial, e) incremento sostenido
de la temperatura interoceánica y, f) calor extremo. La Doctora Zita
Sebesvari, del Instituto de Medio Ambiente y Seguridad Humana de
la UNU afirma que, “a medida que extraemos indiscriminadamente
nuestros recursos hídricos, dañamos la naturaleza y contaminamos
tanto la Tierra como el espacio, nos acercamos peligrosamente
al borde de múltiples puntos de inflexión del riesgo, que podrían
destruir los propios sistemas de los que depende nuestra vida” [2].

El capitalismo se come la Amazonía

El bioma amazónico por su gran biodiversidad y transformación
de CO2 en oxigeno es trascendental en la mitigación del Cambio
Climático; sin embargo, procesos como los monocultivos, la
ganadería extensiva, el narcotráfico, la minería, entre otras, lo han
degradado causando una gran deforestación y la sequía de algunos
de sus canales freáticos.

Un Informe de la organización Earth Insight revela que más de 170
millones de hectáreas (Ha) de los bosques no alterados en la cuenca
del río Amazonas tienen conexiones mineras, el Director Ejecutivo de
Earth Insight afirma que, “en un escenario de amenaza extrema, el 33
por ciento de los bosques están en riesgo por cuenta de la minería, más
de 16.000 lugares poblados y 27 millones de personas se encuentran
amenazados”; además, el Informe asegura que alrededor del 26 por
ciento de la superficie de la región amazónica muestra signos de
deforestación y alta degradación, el 6 por ciento está muy degradado
y un 20 por ciento de la superficie tiene afecciones irreversibles [3].

Un nuevo paradigma ambiental
El Cambio Climático que es una consecuencia directa del sistema
capitalista de producción, por lo tanto no puede ser frenado mientras
los Estados no depongan el modelo, y tomen medidas de preservación
de biomas ambientales estratégicos, como la Amazonía y los bosques
de niebla (páramos); lo que tiene implícito cambios estructurales en
el Plan Nacional de Desarrollo y el modelo económico, es decir, que
nuestra economía y desarrollo no dependan principalmente de la
expoliación de recursos naturales, y que realice un cambio de modelo
productivo y una transición energética que nos permita pasar de los
combustibles fósiles a las energías limpias.

Es inaplazable un cambio de las políticas económicas que salvaguarde
el medio ambiente, un nuevo modelo que se centre en la preservación
ambiental como eje estratégico en armonía con el sistema productivo.
Todas las ramas del Estado están en poder de las multinacionales,
por lo tanto, no será fácil gestar leyes que antepongan la reserva
natural sobre los intereses de los capitales privados; por lo tanto,
estos cambios exigen la reactivación de las organizaciones que
dinamicen una lucha social y popular masiva en torno a la defensa
del medioambiente y el planeta.