25N, UNA DEUDA
QUE SIGUE CRECIENDO

Violeta Arango
El 25 de noviembre se conmemora el Día de la No
Violencia contra la Mujer, lastimosamente, aunque
suelen recordarse las cifras y estadísticas sobre las
violencias que padecen las mujeres en el mundo, todavía
no se asumen compromisos profundos para acabar este
problema.

Erradicar la violencia contra la mujer es una deuda que lejos de
saldarse parece incrementarse año tras año,
contando con que hacia las mujeres
se direcciona violencia física, verbal,
psicológica, económica y sexual. Cifras
escabrosas plantean que “en todo el
mundo, 736 millones de mujeres –casi
una de cada tres– han sido víctimas de
violencia física o sexual por parte de
su pareja, de violencia sexual fuera
de la pareja, o de ambas, al menos
una vez en su vida” [1]

La posibilidad de contar con
elementos tecnológicos
y mecanismos de denuncia, hacen que
cada vez se tengan más datos de la
situación que viven las mujeres. Esto
debería permitir mayores certezas
y elementos de análisis a la hora
de combatir el comportamiento
abusivo. Sin embargo, aún no se
logra y por el contrario aparecen
nuevos ítems, medios y contextos
en los que se desdoblan las
violencias hacia la mujer.

Un ejemplo de esto es el llamado
Ciberacoso. Básicamente se trata
del traslado de comportamientos
abusivos utilizando los medios
virtuales y tecnológicos para ello.
“Una de cada 10 mujeres de la Unión
Europea ha sufrido ciberacoso desde
los 15 años de edad, lo que incluye
haber recibido correos electrónicos
o mensajes SMS no deseados,
sexualmente explícitos u ofensivos,o contactos inapropiados y ofensivos en las redes sociales”
Con el agravante que esta práctica parece nacer con tres grandes
propulsores: uno, la naturalización causada por la supuesta
impersonalidad de los medios virtuales. Dos, la facilidad de acceso
y masividad. Y tres, la poca legislación para estos casos. Es decir,
los medios virtuales se convierten en un campo donde con facilidad
se denigra, abusa o vulnera a las mujeres, bajo las facilidades de la
clandestinidad e impunidad.

El Feminicidio es propio
de una sociedad patriarcal capitalista
Tal vez el peor de los tipos de violencia en los que se pueden subdividir
las agresiones, es el Feminicidio. “En 2021, unas 45.000 mujeres y
niñas murieron a manos de sus parejas u otros familiares en todo el
mundo. Esto significa que, por término medio, más de cinco mujeres
o niñas son asesinadas cada hora por alguien de su propia familia”
[2].

En principio, es necesario entender que Feminicidio se define como
el asesinato de una mujer por su condición de mujer o por motivos
de su identidad de género. Es la manifestación más bestial de una
sociedad patriarcal. Por ello, es fundamental entender que no se
trata de un simple asesinato individual, sino que es la expresión
más perversa en la intención de sometimiento, discriminación y
subordinación hacia las mujeres.

De esta forma, debe entenderse que estas violencias son problemas
propios y profundos de la sociedad y expresión de ella, que su
naturalización y legitimación a lo largo de la historia no significa que
debe seguir siendo así, todo lo contrario. Que debe combatirse desde
todos los flancos de la sociedad. Teniendo claro que el patriarcado
es inherente al capitalismo, de ahí deriva el mantenimiento de estas
violencias. Y por eso mismo, de allí se concluye que la única forma de
acabar con el machismo patriarcal es acabando con el capitalismo y
construyendo una nueva sociedad.