Damaris Izaguirre

Durante décadas Israel ha perpetrado un genocidio
continuado contra el pueblo palestino, todo bajo el
beneplácito del Tío Sam que le provee armas, dinero, tropa
y ropaje político; mientras los organismos multilaterales
como ONU se dedican a recitar discursos demagógicos.

H
ace más de media centuria Israel viene perpetrando acciones
de despojo y segregación contra el pueblo palestino, que
van más allá de los bombardeos indiscriminados contra la
población no combatiente, y en sitios protegidos por el DIH
como es el caso de hospitales, mezquitas, entre otros; una flagrante
y descarada violación de DDHH y el DIH a la que los organismos
multilaterales y los Estados ‘le han dado la espalda’ y han guardado
silencio cómplice o tan solo han balbuceado demagogia, que solo
sirve para aumentad la indignación que viene creciendo a nivel
global, y que desde diferentes hemisferios y escenarios coinciden
en exigir libertad para Palestina.

Meses atrás la Corte Internacional de Justicia (CIJ) decidió tomar
medidas contra Israel y adelantar un juicio en su contra por Genocidio,
de igual forma en días pasados Karim Khan Fiscal de la Corte Penal
Internacional de Justicia (CPI), pidió órdenes de arresto para el
Primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu y su Ministro de
Defensa Yoav Gallant, por crímenes de guerra; si bien esta acción no
es una condena, si cambia la perspectiva del contexto y vislumbra la
posibilidad de que exista justicia y cese definitivamente el genocidio
del que viene siendo víctima el pueblo palestino. Además, es muy
representativo que más de 140 países reconozcan a Palestina como
un Estado.

La indignación y la movilización popular a nivel global ha generado
una creciente ola de solidaridad con Palestina, que ha conllevado a
que diferentes Estados se quiten ‘el velo de los ojos’ y la mordaza,
para empezar a condenar el genocidio perpetrado por Israel. Hay
que empezar a cobrarle a EEUU su participación en este genocidio y
en las diferentes guerras que siembran a lo largo y ancho del planeta,
pero aún falta mucho para que esto ocurra, el Tío Sam mantiene su
hegemonía en los organismos multilaterales y esto le permite salir
ileso de los genocidios que patrocina; por lo tanto la unidad popular
y la lucha de clases será determinante para acabar los genocidios y
gestar un mundo con justicia y equidad.